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Vinos argentinos vs. vinos europeos

El Viejo y Nuevo Mundo tienen algo en común: el amor por la cultura vitivinícola. Sin embargo, existen grandes diferencias entre los vinos argentinos y los europeos. Descúbrelas.

La historia de la Argentina tiene una fuerte impronta europea, debido a la masiva inmigración del Viejo Continente que arribó a sus costas escapando de la pobreza, buscando un futuro mejor. Con el pasar del tiempo, los habitantes echaron raíces en esta nueva tierra y surgieron diferencias en los modos de vivir de un lado del Océano Atlántico y del otro .

No obstante, existe una característica que es común para los sudamericanos y también para los europeos: la cultura vitivinícola. Tanto en la Argentina como en diversas regiones del Viejo Mundo, muchas personas eligen el vino como su bebida de cabecera.

Sin embargo, a pesar de ser una delicia para los paladares más exigentes, los vinos argentinos y los europeos poseen características propias y diferencias bien marcadas.

Vinos argentinos

Los primeros indicios vitivinícolas de la República Argentina datan del siglo XVI, cuando arribaron las primeras familias que se dedicaban a este oficio. Ellas, originarias de Francia, España e Italia, trajeron consigo los conocimientos sobre el cultivo y la elaboración de las cepas. Los primeros viñedos se establecieron en territorios de las actuales provincias de Mendoza y San Juan.

Con el pasar del tiempo la producción se consolidó fuertemente en el país, a tal punto de que, en 2010, el vino fue declarado la bebida nacional argentina. Se calcula un consumo aproximado de 24 litros anuales por habitante.

Las principales variedades de uva de la Argentina son malbec, cabernet sauvignon, bonarda, pinot noir, syrah y torrontés. Si bien existen diferencias entre una cepa y otra, los vinos argentinos son muy versátiles y complejos, de gran cuerpo, estructura, volumen y concentración. En su mayoría son frutales y con una tanicidad aceptable, lo que permite que se puedan consumir tanto cuando son jóvenes como después de guardarlos durante muchos años.

Su principal diferencial es el sabor que tienen debido a las diversas condiciones climáticas que se pueden encontrar en la argentina, principalmente en las zonas del oeste, junto a la Cordillera de los Andes.

Vinos europeos

Dentro de este grupo de vinos existen numerosas variedades y regiones de cultivo, cada una con sus diferencias y características. A pesar de que existan viñedos en países como Austria, Chipre, Alemania y Luxemburgo, los vinos más buscados pertenecen a Francia, España e Italia.

Los vinos franceses tienen gran reconocimiento a nivel mundial, siendo Francia el segundo país con mayor cantidad de viñedos, después de su vecino España. En el país galo las principales regiones de cultivo de vid son Alsacia, Champagne, Provenza, Burdeos y Borgoña.  

Cada sector produce vinos de características diferentes: Alsacia, blancos y aromáticos; Borgoña, rosados y espumosos; Burdeos, tintos secos y blancos frutales; Provenza, vinos rosés aromáticos y afrutados; y el área de Champagne, espumantes reconocidos en todo el mundo.

Los vinos españoles, por su parte, son difíciles de definir como conjunto, ya que el país cuenta con más de 600 variedades nativas de uvas, entre las que destacan tempranillo, palomino, albariño y monastrell.

En líneas generales, podemos decir que los vinos de España son de sabor y aroma intenso, principalmente con gusto floral, de gran cuerpo y longevidad, aunque cada varietal puede tener varias diferencias.

Por último, los vinos italianos son muy elegidos por los amantes de la cultura vitivinícola por su intenso sabor. Tanto las variedades de tinto como las de blanco poseen marcadas notas dulces y afrutadas.

En este país destacan los vinos de la región de Toscana, que son reconocidos por su calidad, cuerpo y volumen.

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